jueves, 23 de diciembre de 2010

Duhalde y “EL Discurso del Orden”

Con su lanzamiento como candidato presidencial, Eduardo Duhalde viene insistiendo con un discurso, que si fuera escuchado desde algún sitio lejano tanto en el espacio, como en el tiempo, daría la sensación de que la Argentina se encontrara sumergida en una profunda crisis socio política, similar a la del año 2001 o incluso más grave aún, casi como en una situación preanárquica, que se “desmadra” en cualquier momento. A esto se suman las acciones desinformadoras de los monopolios mediáticos que en el caso de la televisión nos muestran constantemente escenas de caos, como si eso fuera lo que caracterizara a la realidad de la etapa.
Algunas de las frases de Duhalde dichas últimamente:

"No han hecho un gobierno de tolerancia" "El país necesita institucionalidad" hay "que pacificar el país y ordenarlo".
"Se puede poner orden sin tirar tiros. Ya lo hice en 2002. En ese momento había sólo tres objetivos. Mantener la democracia, pacificar y ordenar el país sin tirar tiros”
"La idea de que el Estado no va a reprimir es un disparate. Es el viva la pepa, es «hagamos lo que queramos», y eso no puede ser. Se puede poner orden sin tirar tiros. Ya lo hice en 2002".


A esta cruzada duhaldista se han sumado, o tal vez ya la venían coordinando (me inclino más por esta opción), todo el espacio del macrismo, convirtiéndose en los paladines del supuesto orden, que le está faltando a nuestro país, sumergido en un profundo “caos”.
Uno de los argumentos derechistas que más han circulado los últimos días es el de que las fuerzas de seguridad vayan desarmadas, intentando generalizar este concepto, pero omitiendo que el desarme es solamente para con la protesta social, y no para con la criminalidad.
Si bien este “discurso del orden” toca sentimientos profundos de ciertos sectores sociales, obsesionados por la inseguridad y los embotellamientos del tránsito, y con esto propicia alinear a un virtual electorado de derecha, eclipsando además de la escena política a viejos socios del peronismo federal como Solá y Das Neves, y mucho más aún a todos los socios del radicalismo, al menos en cuanto a un típico elector de derecha, o supuestamente apolítico con cultura reaccionaria.
Creo que este discurso del orden posee otro mensaje mucho menos explícito, pero virtualmente mucho más importante.
Tras el fallecimiento de Néstor Kirchner, y con la movilización que esta produjo, todos los sondeos comenzaron a dar a Cristina como ganadora en las presidenciales de 2011, y con más fuerza en primera vuelta, pero si vemos todas las especulaciones electorales que se venían desarrollando, previas al 27 de octubre, la oposición nucleada en el grupo A, vaticinaba un triunfo en segunda vuelta, pero dudando incluso de que pudiera ser así, había una preocupación principal con respecto a ese virtual triunfo, y era el tema de la gobernabilidad. La principal conclusión era que si el kirchnerismo perdía la presidencia en el 2011, si iba a convertir en una oposición beligerante que no le iba a garantizar ninguna gobernabilidad, a ninguno de los virtuales presidentes enrolados en el grupo A, y mucho menos si provenían de las filas del radicalismo.
El discurso del orden del que hablan Duhalde y Macri, en este sentido pareciera futurista, da la sensación de que estuvieran trazando su línea estratégica de cómo garantizarían su propia gobernabilidad si fueran electos ellos, el año entrante. Si dudas con las fuerzas de seguridad en la calle, armadas y reprimiendo el conflicto social.

Seguidamente voy a transcribir una de las respuestas del sociólogo Julio Godio, a una entrevista realizada por Página/12 el año pasado, concretamente el matutino le preguntaba que pasaría si se volviera atrás en el rumbo iniciado en el año 2003.
P/12—En esta puja, ¿cuál sería la consecuencia en el país si se reimpusiera el modelo de los ‘90?
JG—Una guerra civil, que probablemente empiece en forma confusa. Resisten los sectores urbanos marginados, como una intifada, todo desorden. Pero que después en una segunda o tercera fase puede terminar en una guerra civil, sin duda. Porque eso se impidió porque triunfo la Alianza que venía supuestamente a resolver esos problemas, pero así duró la Alianza, dos años. Después fue necesario dar un viraje y salir del modelo neoliberal de forma más violenta para poder sentar las premisas de la estabilidad económica y política en la Argentina. Así que cualquier ilusión de que pueda funcionar, con consenso masivo, un modelo de este tipo, como piensan algunos de la vieja derecha, que añoran los tiempos de Menem o De la Rúa, es una operación de corto alcance y de tan corto alcance que esto impide que las fuerzas de oposición se unan. Dado que también tienen el drama de imponer un modelo contra-natura.

Osvaldo Drozd